Actualmente, realizar un enlace nupcial puede tomarse a la ligera, lo cual es totalmente erróneo.
El simple hecho de iniciar una relación afectiva es todo un reto, por ello la decisión de unir tu vida con la de otra persona, (sentimental y/o legalmente) implica un sinfín de cambios y responsabilidades. Si estás tomando en cuenta dicha decisión, es importante tener presentes los siguientes aspectos:
1) EL ANTECEDENTE DE LA RELACIÓN: Bien dicen: “no importa quién llegó antes, sino quien nunca se fue”, cuando una relación lleva un periodo significativo de duración con infinitos problemas, es claro que durante el matrimonio perdurará, esto no aplica en todos los casos, pero sí en la mayoría. Aunque también es importante considerar una etapa propia para conocerse como pareja y decidir si su estilo de vida encaja.
2) EL ROL ECONÓMICO: Aunque muchos dicen que “mientras exista amor, el resto sobra”, precisamente la economía es motivo de separación entre miles de parejas. Lo ideal es que antes de formar una relación seria, analices si en tus planes está ser el sostén de tu hogar, que lo sea tu pareja o que ambos conlleven dicha responsabilidad.
3) EL TIEMPO: Muchas veces por cuestiones laborales, no es posible que una pareja conviva lo suficiente, mismo motivo genera distanciamiento y pocas posibilidades de comunicación. Si tu panorama ideal es el tener una relación cercana y tu pareja tiene éste inconveniente, es mejor pensarlo dos veces.
4) CARÁCTER: La manera de pensar, expresarse y convivir con el resto de las personas es factor importante para elegir a tu compañero de vida, si ambos son de carácter intolerante y previamente a tu boda les genera constantes disgustos, esperen lo mismo durante su relación de casados.
Te recomendamos conocer todas las facetas de tu pareja, sus gustos, distracciones, carácter y formas de expresión, de ésta manera podrás asegurarte de que tu decisión será la correcta.